El informe del Sindicato de Técnicos de Hacienda (Gestha) sobre la lucha contra el fraude fiscal revela, año a año, que la tributación en nuestro país es una especie de ´mundo al revés´, en el que los asalariados y aun los pensionistas extremeños, a pesar de ser estos los que menos pensión perciben de España porque sus cotizaciones han sido también las más bajas, declaran más al tesoro público, por término medio, que los empresarios y que los profesionales.

La diferencia es sustancial: de hasta 4.900 euros anuales. Si los técnicos de Hacienda han calculado que trabajadores y pensionistas perciben una media de 14.565 euros los empresario, que cotizan en régimen de estimación directa --es decir, aquellos que tributan en razón del cálculo que hacen de los ingresos deducidos los gastos--, declaran apenas 9.656 euros anuales. El desajuste, además, ha subido como la espuma entre 2007 y 2008. En el primer año citado, la diferencia entre patronos y asalariados era de 2.400 euros anuales a favor de los últimos.

Ni que decir tiene que este ´mundo al revés´ se entiende porque existe un fraude generalizado. Gestha lo explica gráficamente: "a la vista de las cifras resultaría más rentable ser trabajador por cuenta ajena o pensionista que empresario, notario, arquitecto o médico". La lucha contra el fraude no es solo un imperativo económico para la Administración; también moral. Máxime en tiempos de crisis y cuando el Gobierno central o el autonómico pone el acento en la mayor recaudación y no en la persecución de quienes están poniéndose el sostenimiento del Estado por montera.