TDturante los 28 años que duró el muro de Berlín murieron 70 personas al intentar cruzarlo para buscar una vida mejor. Los que consiguieron pasar al oeste fueron como héroes y ni se los trató de delincuentes ni fueron devueltos a su país. Lanzarote ha recibido este año más de un centenar de cadáveres y en el estrecho se calculan en millares los muertos de los últimos años. Aquel muro alemán era una vergüenza y Occidente construye ahora uno más alto y sanguinario sin ruborizarse, en una de esas paradojas incomprensibles para quien intente actuar con racionalidad.

Lo triste es que desde Europa se sigue intentando mitigar las consecuencias de la inmigración sin afrontar las causas. Nos siguen mareando sobre problemas de mafias y efectos llamada sin reparar que el auténtico origen del drama es la desesperación existente en el Sur que hace que a nadie le importe empeñar la vida y el futuro sobre cuatro tablas en el océano: cuando se huye de la muerte, una triste patera es lo más parecido a la esperanza. Sólo cuando la sociedad y la clase política se tomen la cooperación al desarrollo como el más urgente de los problemas empezaremos a solucionar algo.

*Profesor y activista de los

Derechos Humanos