THte aprendido de la Historia y he aprehendido del socialismo que la solidaridad es un valor predicado, a veces de manera impotente, por el movimiento obrero desde el siglo XIX.

Ahora, en medio del debate sobre el referéndum de la Constitución Europea, por cierto con elevadas dosis de desconocimiento para y por la ciudadanía, nos vemos inmersos en la puesta en escena de una interpelación global a nuestros próximos deseos: ¿qué debe primar, el ser español, vasco, extremeño...? Para incrementar la pugna política se le añaden elementos partidistas: ¿qué es más importante para el militante: ser español, vasco, extremeño o ser de derechas, nacionalista o de izquierdas? Algunos incluso alimentarán ambos sustantivos y reducirán el espectro de la discusión: son socialistas/populares/comunistas? vascos, extremeños, españoles.

En el ambiente de la izquierda no podemos sustraernos a esta polémica sin recordar que antes que cualquiera de los apelativos anteriores se eleva nuestro más ansiado pálpito internacionalista. El objetivo de nuestra lucha perpetua: la mejora de las condiciones de vida de los que nos rodean: sean de donde sean. Estén donde estén.

*Doctor en Historia