TLta agitación mediática de las últimas semanas llevaría a pensar que algo sustancial está cambiando en el penoso panorama de la política española. Pero, más allá de esas alharacas, todo sigue igual.

Es cierto que Rodríguez Zapatero ha hecho cambios significativos en su Gobierno, que esos cambios han animado a sus más fieles y que bastantes de ellos han hecho suya la consigna emanada de la dirección socialista de que ha empezado la remontada en las encuestas. También es cierto que esa iniciativa ha obligado a Mariano Rajoy a dar la cara a fin de contrarrestar el protagonismo informativo que con ella habían logrado sus rivales.

Pero tanto lo uno como lo otro han sido movimientos tácticos obligados cuyo recorrido podría ser muy corto. Porque no tienen contenido, porque ninguno de ellos aporta luz en el túnel en el que se encuentra la sociedad española ni tampoco transmite a los ciudadanos mensaje alguno de cómo la política puede mejorar sus problemas económicos, que es de lo que la gente habla y no de lo que le preguntan los encuestadores. Cabe señalar al respecto que, justo en estos días, los intereses que el Estado paga por colocar deuda pública española han vuelto a subir y también que crece la preocupación por las consecuencias que la alta y creciente morosidad puede tener sobre la resistencia de nuestros bancos y cajas. Y encima, el paro vuelve a crecer.

Frente a eso, ¿de qué vale que Rajoy diga que le gusta lo que está haciendo David Cameron ? (que, a la postre, no es muy distinto de lo que Zapatero decidió antes del verano, incluida la subida del IVA) ¿O que el Gobierno asegure que va a comunicar mejor?

A la vista de que una abrumadora mayoría (en torno a un 80 por ciento) expresa en los sondeos su falta de confianza tanto en el líder del PSOE como en el del PP, cabría concluir que a la gente le importan poco esos movimientos tácticos.

Y también que cuando desconfía tanto de los políticos, cuando está tan lejos de lo que hacen y de lo que dicen, las intenciones de voto no tienen mucho valor. Y más cuando falta año y medio para las elecciones.