XHxasta la llegada de la Logse, la educación musical estuvo postergada en nuestras aulas. La concepción marcadamente intelectualista y pragmática del sistema educativo derivado de la Ley General de Educación de 1970, impedía que las disciplinas artísticas se desarrollasen, pues eran consideradas desde un punto de vista ornamental.

A ello, también contribuía la falta de un adecuado ambiente musical en nuestros pueblos y ciudades españoles, en unos más que en otros, quedando la cultura musical en aquellas personas iniciadas técnicamente.

La Ley Orgánica de Ordenación del Sistema Educativo (Logse), instrumento esencial de la reforma educativa iniciada en 1990, orientó al sistema educativo español a la consecución de una serie de fines; entre ellos, "el pleno desarrollo de la personalidad del alumno", por ello contempló que la actividad educativa se desarrolle atendiendo a una serie de principios como el desarrollo de las capacidades creativas y del espíritu crítico.

Bajo esta perspectiva, se entiende por educación integral aquella donde las distintas facultades de la personalidad se hallan representadas y se orienta hacia el desarrollo de todas las capacidades del alumnado. Ahí, en esta nueva concepción de la enseñanza, es desde donde debemos de valorar el papel de la educación musical en ese proceso de desarrollo pleno de la personalidad de alumnos y alumnas. La práctica musical contribuye al desarrollo de la capacidad lingüística, favorece la creación de una serie de lazos afectivos y de cooperación... es un recurso para que los niños y niñas desarrollen su sensibilidad estética en un ambiente de relajación y disfrute, que rompe con el tono de tensión y de seriedad que revisten a otras asignaturas. No obstante, y a pesar de los valores formativos que se reconocen a la educación musical, ésta ha seguido recibiendo un tratamiento discriminatorio respecto a otras materias en cuanto a tiempos y espacios. La incertidumbre que ha existido siempre en torno al papel que deben jugar las enseñanzas artísticas en la educación obligatoria, sirvió de abono al Gobierno de la Nación, para emprender en el año 2000 un ataque, bajo los auspicios de la Reforma de las Humanidades , contra la educación musical. Ahora la pelota está en el tejado de cada comunidad autónoma y, en el ámbito de sus competencias, en el sentir e ideología de sus responsables de gobierno, la valoración de la educación musical. Las noticias que nos llegan confirman que el tratamiento que se va a dar a partir del próximo curso a la educación musical es dispar en las distintas comunidades autónomas; lo cual implica, a su vez, que se parte de una concepción diferente de formación integral, del modelo educativo, que darán lugar en la práctica a diversos sistemas educativos, que van a contribuir a originar desigualdades en los procesos de enseñanza-aprendizaje en que están inmersos las alumnas y alumnos de los diferentes rincones de España.

Solamente cuando se superen ciertos obstáculos mencionados se podrá conseguir que la Educación Musical llegue a poseer la relevancia que le corresponde en el sistema educativo, y ello nos permitirá, sin olvidar la trascendencia e importancia para el alumnado que tiene la adquisición de conocimientos, detenernos en el ser persona, dotado de sentimientos, sensibilidad e intereses estéticos, merecedores de nuestra atención y respeto, si es que verdaderamente nos comprometemos con el desarrollo pleno del ser en formación.

*Presidente de la Asociación de

Profesores de Música de Extremadura