Un médico de Granada conocido solo por sus iniciales (M.Á.S.C.) imparte desde 2013 cursos para curar la homosexualidad. No, no hay que entrecomillar el verbo curar, porque al parecer hay quienes se han curado, según el testimonio de algunos aquejados de ese pecado nefando, que así es como define la Iglesia la homosexualidad, como «pecado nefando». Dense por buenos tales testimonios, por tanto, pues también es posible que haya vida después de la muerte, quién sabe. Si la homosexualidad es una enfermedad y tiene cura, todo es posible. Pero lo extraño de los cursos del médico M.Á.S.C. es que se realizan únicamente en sedes religiosas, como si los homosexuales ajenos a la religión no merecieran tratamiento y, por lo tanto, no tuvieran posibilidad de curación. Hombre, por Dios, o todos o ninguno. En todo caso, el más satisfecho debe de ser Juan Antonio Reig Plà, obispo de Alcalá de Henares y conocido por su interés contra la homosexualidad --también contra el aborto o la masturbación, todo sea dicho--, por más que esos cursos le roben protagonismo a su asociación Sexólicos Anónimos, cuyo objetivo es el mismo: curar a nefandos.

La particularidad de los cursos del médico M.Á.S.C. es que son secretos y solo pueden acceder a ellos quienes conozcan el documento El precio de una paja, así titulado y que publica el colectivo Verdad y Libertad, del que él es fundador. Más allá de las terapias, que son también secretas (comprensiblemente, ya que el copyright es el copyright, y más tratándose de un hallazgo tan importante para la ciencia como el tratamiento de la homosexualidad), los cursos del pixelado M.Á.S.C. se caracterizan por no discriminar entre españoles y extranjeros, por ejemplo, pues la homosexualidad, en tanto que enfermedad, es tan universal como el cáncer. Razón que le sobra. El problema es que no todos los aquejados de homosexualidad se curan tras 270 días de «sobriedad sexual antes de recibir el alta», como exigen los cursos, sino que fantasean, buscan cibersexo, se pajean conscientemente y tontean con personas del mismo sexo. Es el tratamiento adecuado, sean nefandos o no.