Hay veces que creo que, salvo la OTAN contra la que luché, ni la ONU ni la UE han sido realmente vencidas en esta guerra del dinosaurio contra el escarabajo", escribía ayer Antonio Gala (El Mundo) para ensalzar a los jefes de Estado que "no fueron tan míseros ni tan imbéciles como para ponerse al sol que más calienta" en la ONU y para proclamar que "la vieja y certera Europa" y "la resurgida opinión pública europea" pueden "estar orgullosas". Por contra, José María Carrascal (La Razón) dudaba de la existencia del derecho internacional alegando que éste es enemigo de los estados soberanos y que no hay tribunales y policía que lo hagan cumplir.

En las antípodas de él estaba Darío Valcárcel (Abc), que rebatía un artículo de su director, Zarzalejos, para negar que la ONU ya "no merezca más que una necrológica" y llorar por este EEUU. Valcárcel se remontaba a Harry Truman, el presidente de EEUU que cofundó la ONU en la idea de que "el poder (de la fuerza) no hace el derecho", sino que "el derecho hace el poder", para denostar a Bush --"no tiene las luces naturales ni los talentos adquiridos para su función"-- y sus ideólogos: "Los neoconservadores americanos han llegado al poder en el 2000. Los conservadores americanos son hombres prudentes, duros pero realistas. Los neoconservadores creen que no es necesario respetar a nadie, que las alianzas son superfluas, las organizaciones internacionales inútiles, que el poder militar alumbrará un orden nuevo. Detrás subyace una cosa: miedo". Así describía Valcárcel a la "extrema derecha" que reina en EEUU.