El Ministerio del Interior está seriamente preocupado porque tiene la convicción de que existen en España lobos solitarios yihadistas dispuestos a cometer atentados. Los episodios de esta nueva forma de lucha del integrismo islamista violento se repiten. A mediados de junio fueron detenidos en Barcelona cinco presuntos lobos, y poco antes la policía desmanteló en Ceuta una célula de ocho miembros que había enviado a la guerra de Siria a unos 50 activistas, algunos de los cuales han regresado a España. Otros países (Gran Bretaña, Francia y EEUU) han sufrido recientemente atentados de este tipo. El riesgo más evidente es el que acarrea la actividad de los retornados de Siria o Afganistán, como alerta un informe elaborado por el Ministerio de Defensa.

La necesidad de afrontar el problema es incontestable. Ahora bien, es muy discutible la propuesta de Interior ante la UE de penalizar el llamado "adiestramiento pasivo" que se efectúa a través de internet en foros yihadistas. Primero, por la dificultad de hallar y castigar al que adoctrina y adiestra, y segundo, porque nadie puede ser condenado por lo que todavía no ha hecho. Deberían encontrarse, en todo caso, fórmulas jurídicas para prevenir futuras actuaciones violentas de estos potenciales terroristas, pero sin castigar las ideas, por peligrosas y rechazables que estas sean. Y mientras se encuentran soluciones es fundamental proseguir e incentivar la actuación de los servicios secretos para evitar posibles atentados.