Periodista

Hoy sabemos que Hernán Cortés conquistó México gracias a que sus tropas arrasaron a los aztecas más con la epidemia de la viruela que con las armas tradicionales. Cinco siglos después, Occidente se prepara para vacunarse contra esa enfermedad mortal con cuya propagación amenaza un dictador iraquí.

Hace ya décadas que temíamos que el fin del mundo nos iba a llegar en forma de armas nucleares sofisticadas, pero ¿quién se acuerda ya de la bomba de neutrones capaz de asesinar a millones de personas sin causar daños materiales? Nos equivocábamos. Las armas más dañinas siguen siendo las de toda la vida: la viruela, el carbunco... Y si nos libramos de la peste es porque nadie pensó en guardar una muestra de su virus para asustarnos al cabo de los tiempos.