Cuentan algunos lumbreras que los humanos comunes debemos entregar la cuchara a otros individuos, también de raza humana, dotados de una mayor sensibilidad y potencial intelectual. Estos nuevos inquilinos del planeta tierra llegan con el fin último de redimirnos de los errores cometidos e introducir profundos cambios en la humanidad. Son capaces de ver más allá de los espectros de la luz, de escuchar su propio fluido sanguíneo y de sentir lo insensible para el resto de los comunes.

No son azules, pero tienen un aura de tonos añiles que los caracterizan y diferencian del resto de los humanos.

Yo he tenido la suerte de conocer a uno de ellos, y ustedes también, aunque no caigan en este momento. Es capaz de ver lo que no ven los demás, ni siquiera los técnicos de la materia en cuestión. Si queremos conocer los problemas que tiene nuestra educación, debemos dirigirnos a él, si buscamos soluciones, por favor, no perdamos el tiempo, él nos las dará, si los profesores consideran que, además de los múltiples desatinos ministeriales, los alumnos deben esforzarse más y adquirir un mayor grado de responsabilidad, esa opinión es irrelevante para él. Lo cierto y verdad es que, según él, los profesores sólo quieren vacaciones y un buen sueldo; no saben qué hacer para librarse de los alumnos.

Nuestro niño índigo no es la niña de Rajoy , es un personaje interquedente (que dirían en Talaván) que año tras año, llegada esta fecha, reaparece machaconamente en los medios de comunicación de Extremadura dando su sentencia acerca del calendario escolar que debe regir el curso siguiente.

A pesar de su inmensa sabiduría (indudablemente infusa ¿?) y de su halo azul tungsteno, sigue metiendo la pata hasta el cuezo, pero él es así, distinto, distante, y se pone estupendo a menudo como Max Estrella a ojos de Don Latino.

Este año, ha batido el récord de la incongruencia justificando los no sé cuántos días que exige para el próximo curso, además de eliminar puentes, vacaciones y todo lo de siempre, con el siguiente argumento: "que el calendario sea suficientemente amplio como para desarrollar el currículo escolar". Ahora resulta que le preocupa que se dé todo el programa, sin embargo defiende a muerte las pruebas extraordinarias en junio, a sabiendas de que los alumnos pierden prácticamente un mes de avanzar en el programa, más los dos meses de verano que servirían a los suspensos para adquirir los conocimientos necesarios, y que no han podido conseguir a lo largo del curso, para promocionar de curso y estar al nivel de su etapa educativa.

Nuestro planeta no necesita iluminados que naden en aguas turbias y se regocijen de salpicar a todo el mundo.

*Pdte. autonómico CSI-CSIF Extremadura.