Hablar de niños en casa durante el confinamiento es generalizar tanto como hablar de un aprobado general. Cada niño es un mundo, cada edad, otro y las circunstancias de cada casa, igual de dispares.

El 13 de marzo fue el último día de cole y muchos niños llevan desde ese día sin salir de casa. Más de un mes viviendo una situación incomprensible para casi todos y que, dependiendo de las edades, está llevando a los padres a realizar un esfuerzo extra para intentar que se adapten lo mejor posible, que los días no se les hagan eternos y que, cuando el confinamiento termine, puedan salir a la calle con una sonrisa y sin haber sufrido demasiado.

La pregunta de cuándo podrán salir se la hacen ya muchos padres y, de momento, no hay respuesta. Los políticos dan pinceladas, pero no se atreven a dar fechas, también porque se ponen las mismas normas en toda España sin valorar que las circunstancias sanitarias no son las mismas en todas las comunidades, ciudades o pueblos.

Se temen también los incumplimientos y en esto, como siempre, pagan justos por pecadores. Porque unos se quedan en casa y otros se van de romería y unos saldrían a dar un paseo, saltar y correr al lado de casa y otros quizás no. Y hay miedo, a un repunte, a que esto no tenga fin y a precipitarse. Pero la respuesta urge.

Porque mientras tanto, los niños siguen preguntando cuándo podrán volver a la calle. ¿Será en mayo? ¿Será en junio? Miran el verano con esperanza.

Hasta que eso llegue, se ha retomado el curso escolar en casa y son muchos los docentes que se quejan de la falta de directrices claras de los políticos. El martes, el mismo día de la vuelta, nadie sabía nada del nuevo trimestre. El miércoles llegaron las reuniones entre ministerio y comunidades y el resultado casi confunde más que aclara. Se habla de dar un aprobado general y de valorar solo los trimestres presenciales y este último solo para bien. ¿Y si en los trimestres presenciales se han suspendido asignaturas? ¿Este caso también entra en el aprobado general? Lo que está claro es que los docentes de cada centro son los que, como los sanitarios, están al pie del cañón, adaptándose y adaptando sus clases. Son los que conocen a sus alumnos y saben quién merece promocionar, quién no y con qué nota.

Será difícil retomar las clases presenciales, así que habrá que separar lo importante de la paja, intentar llegar a todos por igual y confiar en los niños porque, si se han adaptado al confinamiento, se adaptarán a lo que depare el nuevo curso. H*Periodista.