Psicólogo clínico

Históricamente, la violencia entre personas se compartimentó por edades y por sexo. En un principio aparecen los malos tratos a los niños y a las mujeres. Más recientemente surge, en 1975, el maltrato a la vejez.

De entre los malos tratos aludidos, llama mi atención el maltrato infantil. Este maltrato hunde sus raíces en una falsa concepción histórica según la cual el niño era un hombre en pequeño, un hombrecito , y como tal responsable de su conducta. Tal concepción es errónea, especialmente desde el punto de vista psicológico, pues la psicología del niño es totalmente irreductible al psiquismo del adulto, ya que el niño piensa, siente y quiere de distinta manera a como piensa, siente y quiere el adulto. Pero, ¡ojo!, el niño no es un habitante de otra galaxia. Sencillamente, es un ser con unas características propias que el adulto debe conocer antes de interpretar y juzgar su comportamiento.

Ahora bien, tal entidad infantil no la han comprendido así los adultos. Consultemos la Historia: para la Edad Media, el Renacimiento y el Barroco el niño era un "sujeto de educación", al que había que someter, domar. El niño era barro amorfo que había que moldear con el cincel y el fuego de la Pedagogía. Con la llegada del Romanticismo se produjo un cambio radical, apareciendo el mito opuesto de la "angelización" del niño o el niño-ángel. Pero no hay niño-demonio ni niño-ángel, pues el niño, en un principio, ni es bueno ni malo, en sentido ético; no es moral ni inmoral, sino más bien "amoral". Lo que sí es cierto es que el niño se hace bueno o malo. ¿Quiénes son los culpables, o al menos responsables de esta bondad o maldad infantil? Lo son: los padres, los educadores, la sociedad, el entorno inmediato, etcétera.

En la actualidad, según el reciente informe Innocenti , de UNICEF, en los países miembros de la OCDE mueren cada año 3.500 niños a causa del castigo corporal y el abandono de que son objeto. Según este informe, el 80% de los autores de los malos tratos son los padres biológicos y las causas principales de los mismos son el consumo excesivo de alcohol y las drogas.

Los países maltratadores por excelencia, según el mencionado informe de UNICEF, son Méjico, Estados Unidos y Portugal. España, afortunadamente, es uno de los países miembros de la OCDE con menos índice de muerte por maltrato infantil.