TUtNICEF ha denunciado una vergüenza social, la exclusión de millones de niños en el mundo. Cincuenta millones de niños no son registrados al nacer. Más de 8 millones viven como esclavos. Más de 1,2 millones son prostituidos. Un niño muere por causa del sida ¡cada minuto! Un millón de menores están en centros de detención.

¿Somos solidarios? Cuando se dan estos datos de la infancia en el mundo, es como cuando nos ponen en el telediario, a la hora de comer, la situación de los menores en Biafra o en Uganda. Es como una película lejana, distante que, como mucho, nos hace mirar hacia otro lado. Y seguimos comiendo. Pero en esta España que vive como nunca, aunque también haya diferencias sangrantes, también hay niños excluidos, que no quiere nadie, que no adopta nadie. Niños marginados, abandonados, olvidados por sus padres, candidatos a la calle, a la droga, a la delincuencia, a la cárcel, a la prostitución. Niños que, en muchos casos, son recogidos por instituciones privadas que, calladamente, con mucho trabajo, con mucho esfuerzo, tratan de darles acogida, educación y futuro. Aquí hay organizaciones que se preocupan por ellos. Hay que ayudar a los niños del mundo. Pero tampoco está mal empezar por la propia casa.

*Periodista