WLw a ´operación Corte Inglés´, se está convirtiendo en una especie de competición de decisiones inesperadas: Rodríguez Ibarra dio el campanazo el viernes --sorprendió, por mucho que fuera el cumplimiento de su promesa de no dar opción a que un tránsfuga tuviera la llave del ayuntamiento-- cuando puso a disposición del alcalde Saponi un voto socialista para que esa operación tuviera los apoyos suficientes. Pero Ibarra trufó su respaldo a Saponi con críticas al proyecto, por la mañana, y con un ataque por la noche, cuando dijo en Mérida que él, si estuviera en la piel del alcalde cacereño, dimitiría antes de aceptar un voto de su adversario para sacar adelante un proyecto.

Ayer por la mañana, --´más difícil todavía´--, Saponi anuncia que no acepta el voto ofrecido si es que el PSOE cree que tras la ´operación Corte Inglés´ se esconde un pelotazo urbanístico, y el Partido Socialista le responde por la tarde recordándole que lo mejor sería que el ayuntamiento aceptara la mediación del presidente. ¿Es que cabe esa posibilidad, o es un elemento en el rifirrafe político de las últimas horas? El PSOE debería ser más explícito, porque, si es factible, el hecho de haberlo planteado tan tarde sería apenas un lunar para el inmenso favor que le haría a Cáceres, enredada como está en la polémica de El Corte Inglés desde meses. Porque llegados a este punto, y temiendo que el embrollo aumente, los protagonistas de este asunto deberían enfriar las cosas y no perder la perspectiva: lo que importa es que El Corte Inglés se instale en Cáceres. Que trabajen en esa dirección, y si puede ser en silencio, mejor.