TSti Leoncia no se mete con nadie, por qué puede llegar a generar tanto odio como para que un descerebrado intente acabar con ella. ¿Serán celos ante su popularidad? ¿Cómo puede alguien llegar a ese extremo de deseo de destrucción? ¿Qué gana con ello? Estoy, como muchos, avergonzado de que energúmenos así formen parte de nuestro vecindario en Cáceres, y extrañado de que nadie haya visto u oído nada. La factura por actos de este tipo es, año a año, abultada pues suma señales arrancadas, bancos rotos, contenedores, papeleras, farolas, jardines... Esa factura la pagamos entre todos. ¿Saben los padres de esos energúmenos lo que hacen sus niños cuando salen? Tal vez si un día, espero que próximo, se les pasa factura por los destrozos que ocasionan sus niños en sus correrías nocturnas, se les caiga la cara de vergüenza y les duela el bolsillo. Pero la solución pasa porque todos colaboremos en desenmascarar y aislar a quienes tienen muy duro eso de comprender qué es ser ciudadano. Tan culpable es el que lo ha hecho como el que lo ve y calla. Por mi parte no estoy dispuesto a pagar con mi dinero lo que otros destrozan. Mano dura y más educación cívica. ¿Cómo vamos a pelear por la capitalidad cultural con esos bárbaros campando a sus anchas?

*Maestro