WEwl que fue virrey de Estados Unidos en Irak, Paul Bremer , ha criticado en un libro de memorias la actitud de las tropas españolas en aquel país por negarse "a combatir" contra la resistencia shií. Que uno de los máximos responsables del caos en la reconstrucción y pacificación de Irak censure la actuación del Ejército español debería ser motivo de orgullo más que de preocupación. Sin duda, las opiniones despectivas de Bremer reflejan el malestar que causó la retirada decidida por Zapatero . Y, sobre todo, evidencian la gran contradicción de la intervención militar de Aznar . Mientras que aquí se hablaba de tareas humanitarias, por lo que los soldados españoles no tenían órdenes ofensivas, EEUU contaba con que estuvieran en primera línea de combate como una fuerza más de ocupación.

De las quejas de Bremer, se concluye que el contingente español actuó con dignidad, esforzándose en contemporizar con la población local sin participar en las operaciones a sangre y fuego que alimentaron el rechazo de la liberación. Pero tal disparidad entre las exigencias de EEUU y el mandato de la fuerza española era insostenible, y más que suficiente para poner punto final a esa aventura militar.