Periodista

No es Bisbal ni Alejandro Sanz, aunque sus ojos azules, su cabellera blanca y su porte elegantísimo lo hacen más atractivo que los dos cantantes juntos. No ha participado en Operación Triunfo ni en Gran Hermano , aunque a a los 14 años tocó un concierto de Mozart con la Orquesta de Bilbao y en 1959 pasó un invierno helador en Viena, encerrado, tocando mañana y tarde, sabiendo que tenía que ganar como fuera ese año el concurso de pianistas de Liverpool y con compañeros de encierro y aprendizaje que se llamaban Zubin Metha y Claudio Abbado. Ganó el concurso, claro está, y pudo así debutar con la London Symphony . Lo siguiente fue tocar con más de 200 orquestas del mundo y con 300 directores un repertorio de 50 conciertos en 60 países, grabando más de 20 discos. Una vorágine de triunfos y sensibilidad que lo ha llevado a conseguir en 1992 el Premio Nacional de Música y en 1996, la Medalla de Oro de las Bellas Artes. En 2000 fue nombrado por la Unesco Artista de la Paz y en 1992 fue solista del concierto de clausura de la Expo de Sevilla con Plácido Domingo y Montserrat Caballé. Se trata, en fin, del pianista Joaquín Achúcarro.

Este fin de semana viene a tocar a Extremadura. Mañana sábado a las 20 horas en el teatro López de Ayala de Badajoz y el domingo a las 12.30 horas en el Auditorio San Francisco de Cáceres, interpretará con la Orquesta de Extremadura, dirigida por Jesús Amigo, un concierto con una perla magnífica situada entre los Sortilegis de Montsalvatge y la sinfonía número 5 de Dvorak. La perla no es otra que el concierto para piano de Edvard Grieg, cuyo adagio , con el piano entrando tras las cuerdas murmuradas, las trompas y los fagotes, desarrollando su propia melodía mientras las cuerdas lo acompañan discretas... ¿Pero qué estoy haciendo... Explicando lo inefable? Ese concierto sólo se puede sentir... Y si Achúcarro lo interpreta como lo hizo en el Auditorio de Oviedo con la Sinfónica de Noruega, el éxtasis puede ser pura llama de amor viva .

Si se fijan, en las calles de Cáceres no hay carteles de Achúcarro, aunque sí se pueden ver los de un señor apodado El Barrio que debe de ser un cantante de moda al que cuesta ver 18 euros en una buena butaca. Sin embargo, por escuchar a este pianista bilbaíno de 72 años este fin de semana sólo hay que pagar 9 euros. Otra posibilidad es ir a escucharlo a Barcelona los días 12, 13 y 14 de marzo, pero una buena entrada para L´Auditori cuesta 43 euros. Achúcarro viene de dirigir e interpretar a Beethoven, Turina, Falla y Arriaga en el popular I Pomeriggi Musicali lombardo en Milán, Pavía, Saronno y Vigevano los días 10 al 16 de este mes. Allí, la entrada costaba 14.50 euros. Entre Milán y Barcelona, Badajoz y Cáceres. No hay carteles con su egregia figura anunciando el concierto estelar del año, pero espero que haya lleno para escuchar a este pianista de quien el gran Rubinstein dijo que era músico hasta la médula y su hijo, John Rubinstein, aseguró tras escucharlo que era el sucesor de su padre. No se lo pierdan, no es Bisbal, pero en ese adagio de Grieg llorarán como adolescentes.