WUwn conductor que atropelló a una niña de 7 años el domingo en Sevilla murió acribillado a balazos en el acto. La criatura, que sólo sufrió lesiones leves, fue dada de alta ayer. Hay abundantes testimonios que señalan al padre, acompañado de otros parientes, como autor de los disparos. La ofuscación de una persona que ve atropellar a su hija quizá pueda constituir un atenuante ante los tribunales de un crimen injustificable. Lo que en ningún caso debería argumentarse es que este acto de venganza corresponda a una ley gitana extendida, asumida y vigente en este colectivo.

Los gitanos españoles llevan tiempo esforzándose para superar años de marginación y para defender su singularidad dentro del respeto a la ley. Sus líderes siguen abogando por la mediación en el interior de su comunidad como forma de superar conflictos, pero desaprueban la utilización del ojo por ojo como forma de justicia particular. La responsabilidad por los actos de individuos que viven al margen de cualquier ley sólo debe recaer sobre ellos mismos. Pero entre sus culpas también está la de contribuir a mantener la barrera de prejuicios que cada día se esfuerza en superar y desmentir el conjunto de la comunidad gitana.