El partido de Pablo Iglesias (pleonasmo: él es el partido) teme que la obcecación de Pedro Sánchez en haber fijado para julio la fecha definitiva para ser investido presidente del Gobierno, es decir, sin considerar la opción de intentarlo de nuevo en septiembre, suponga la ruptura --también definitiva-- de cualquier posibilidad de seguir negociando, que es lo que Iglesias había previsto si Sánchez, tras el primer intento de investidura, no saliera investido. Dicho de otro modo: Iglesias confiaba en que Sánchez, obligado a ir a septiembre, reconsideraría el llamado «gobierno de cooperación» y aceptaría finalmente un «gobierno de coalición».

Pero no. Resulta que no habrá septiembre, según Sánchez, sino que la investidura se resolverá ahora, entre el 23 y el 25 de julio, o no se resolverá. (Por cierto: alguien que firma sus opiniones como «vistacorta» comentó el artículo de la semana pasada --en el cual se decía que la fecha más probable para la investidura sería el 9 de julio, o sea, hoy-- y, corrigiendo o sin querer corregir, escribió: «Todo apunta a que el 23 de julio sea el día de la primera prueba de investidura». Tenía razón. Y, por tenerla, es justo reconocérselo.) El caso es que si la investidura no se resuelve en julio, y si además, según Sánchez, no habrá septiembre, el resultado sería peor que la continuidad de un Gobierno en funciones: la repetición de elecciones.

Ahora bien, ¿qué es lo que realmente teme Iglesias de la obcecación de Sánchez, si el propio Iglesias reconoce que la negociación para un acuerdo de Gobierno «no va de sillones grandes ni pequeños», aunque admita asimismo que Sánchez tiene «una cierta obsesión por los sillones, que no quiere soltar ni medio»? Rara argumentación, desde luego, en la misma frase. Pero si el problema no son los sillones, como dice, el único temor de Iglesias no puede ser otro que el hecho de que su partido y él mismo se queden sin sillones y encima estén obligados a investir a Sánchez, que tendrá la última palabra y, a última hora, también la última oferta. Porque si para Sánchez no habrá septiembre, para Iglesias sí habría urnas.