Técnico financiero

Si no fuera por el coñazo que me dan en plena efervescencia electoral los políticos, candidatos y acólitos, uno estaría por pedir que, por lo menos, cada seis meses hubiera elecciones. Las rotondas, parques y jardines y socavones agradecerían el frenesí y el desenfreno que los operarios, municipales o no, ponen en el desempeño de sus funciones para que, a la vista de los votantes, el aspecto mejore.

Después, en muchos casos, ya se sabe: volverá el abandono y no quedarán euros ni para "parchear" chapuceramente hasta tanto no vuelvan otra vez nuevas elecciones. Lo de las promesas (para ilusos) e inauguraciones (que se acumulan en estos días) de unos y otros son otra cosa en tiempos de campaña, ya que, visto con optimismo, el cielo está aquí y el otro (cielo) puede esperar.