El lehendakari cerró ayer su ronda de entrevistas con los partidos políticos con Batasuna. Primera incongruencia: Batasuna no existe, fue ilegalizada por el Tribunal Supremo y mientras no condene la violencia no volverá a existir legalmente. Pero es que, además, al término del encuentro, Otegi aseguró que ya se dan las condiciones para que Ibarretxe convoque su famosa mesa de partidos. En una situación tan delicada convendría que Otegi midiera sus palabras porque desde la ilegalidad no es quien para decidir si ya ha pasado el suficiente tiempo como para verificar el alto el fuego. Que no se pase.

Tiene razón el filósofo Savater al aconsejar al Lehendakari que tenga cuidado de no situarse fuera de la ley al tratar a Arnaldo Otegi como si fuera legal. Y tiene también razón al afirmar que la lucha contra el terrorismo no es solo acabar con los asesinatos sino también con el modelo político que la banda terrorista quería imponer a los vascos. Resulta un sarcasmo que Otegi reclame, al término del encuentro en la Lehendakaritza, que lo que le interesa a Batasuna es que se verifique si se va a respetar lo que decidan los vascos. Como si todos los vascos defendieran la opción de su ilegalizada organización, cosa que no han demostrado las urnas.

Ibarretxe, que teme más que nada quedarse fuera de este proceso de paz, tenía mucha prisa por convocar la mesa de partidos. En su entrevista con Zapatero en Moncloa fue advertido que el proceso se pilota desde Madrid y que será el presidente del Gobierno el que decida, con las informaciones de las fuerzas de seguridad, cuando se tiene la certeza de que el alto el fuego es real.

Por si faltara algo desde Navarra, donde han llegado las últimas cartas de extorsión que Zapatero ha asegurado eran anteriores al alto el fuego, se alega (lo hace Juan Cruz Allí , presidente de CDN) que los terroristas y los partido nacionalistas van a intentar la fusión de Navarra y el País Vasco. Ha tenido que ser el diputado del PSOE por Alava, Ramón Jáuregui , el que deje claro lo que es obvio: no se va a alterar el estatus político-jurídico de nada que la democracia haya configurado por el fin de la violencia.

Demasiadas voces para un viaje que se presume largo, lleno de dificultades y donde todos quieren su parte de protagonismo para los libros de historia.

*Periodista