Son bastante más que indicios. El Pentágono parece haber decidido que, a partir de ahora, le estorban los testigos que informan al mundo de lo que sucede realmente en esta guerra que ya no tiene nada de entrada triunfal y libertadora . Llega la fase final y más dura de la batalla de Bagdad, y al alto mando militar norteamericano no le conviene que se difunda lo que va a ocurrir a partir de ahora en esas calles.

BOMBAZOS CONTRA LOS MEDIOS.

Hay, insistimos, bastante más que indicios. En los últimos días la actuación contra los medios de comunicación ha sido constante. Primero han cegado y silenciado la televisión iraquí, luego a Al Jazira y otros medios de comunicación árabes y, finalmente, la escalada ha pretendido asustar/coaccionar a la prensa occidental para disuadirla de continuar informando desde el terreno.

LA MENTIRA DEL FRANCOTIRADOR.

El suceso en el que ayer perdió la vida un segundo periodista español, por segundo día consecutivo (el anterior, por un misil iraquí), aviva la sospecha. El argumento de los soldados norteamericanos que dispararon contra el hotel de los periodistas, aludiendo a un supuesto francotirador iraquí, es falso. Ninguno de los numerosos periodistas de todo tipo de medios y países que estaban allí detectó, vio o escuchó nada relacionable con esa posibilidad. Luego, encima, la explicación oficial del mando norteamericano subrayando que ese edificio es, como los demás, un "objetivo militar" potencial, confirma la hostilidad a que continúe enviándose desde Bagdad una información independiente. Como se sabe, el hotel que alberga a la mayoría de los periodistas extranjeros es un edificio singular, conocido por todo el mundo por su función y equiparable de forma pública, salvando todas las distancias, a un hospital. Tirar contra allí no encerraba ninguna ambigüedad.

ABAJO EL TELON.

Esta guerra horrorosa e ilegal entra en su fase más sucia y los conquistadores desean bajar el telón y ponerle punto final a la fase llamada por algunos de la guerra mejor retransmitida de la historia . Sin periodistas, subirá la aceptación de las versiones oficiales castrenses, las mentiras dejarán de tener contrapunto y los bienpensantes podrán tranquilizarse pensando que el epílogo de la guerra será menos cruel. Regresa el imperio de los eufemismos. Del mismo modo que España dice haber enviado a preocuparse de la situación humana a un alto cargo de Comercio, los soldados norteamericanos rematarán la guerra teniendo mucho cuidado con la población civil. Y luego Bush pretenderá que eso llegue así a los libros de historia, maldita sea.