Presidente del Consejo de la Juventud de Extremadura

Los jóvenes extremeños somos participativos y solidarios. Ya se demostró con la catástrofe de Galicia. Miles de jóvenes de toda España y entre ellos muchos extremeños y extremeñas acudieron en ayuda de aquéllos que lo necesitaban y el Consejo de la Juventud de Extremadura aportó su granito de arena con una expedición de 55 jóvenes que recogieron vertidos en las playas de Fisterra. Por supuesto, con Irak no iba a ser menos. Los jóvenes extremeños estamos en contra de la guerra, pero también estamos en contra de un régimen como es el de Sadam, que lleva años asesinando y haciendo pasar calamidades hasta mermar los derechos más esenciales de su pueblo.

Por todo ello, no queremos dar la espalda al pueblo iraquí mirando para otro lado; queremos mirar de frente, al futuro, buscando la paz en el mundo, una paz donde en caso de ser insostenible sea la ONU quien tenga la última palabra. Confiamos que todo se resuelva satisfactoriamente respetando las resoluciones de este organismo. El día 6 de febrero, en Badajoz, mediante una pequeña concentración de 300 personas, dimos el pistoletazo de salida a lo que sería un conjunto de concentraciones en torno a estas premisas. Pronto vimos cómo el número de personas era cada vez mayor a medida que se acercaba el día 15. Así, hubo unos miles en Plasencia, Cáceres y en otras ciudades y localidades de nuestra región. En estas concentraciones realizábamos talleres de educación para la paz para los más pequeños, y también recogimos firmas de adhesión a nuestro manifiesto, llegando a tener en el día de hoy más de 5.000 firmas de jóvenes extremeños que suscriben ese No a la guerra y respeto a las resoluciones y a los tiempos marcados por la ONU . Llegó el día 15 y muchos autobuses de jóvenes fueron a Madrid sin ir en contra de nadie, pero sí diciendo No a la guerra y también un no a las soluciones precipitadas. El resultado ya se sabe: un millón y medio de personas sólo en Madrid y, lo más importante de todo, un giro hacia posturas más razonables por parte de los gobiernos europeos. Una victoria de la sociedad civil, también del sistema democrático, que permite la libertad de expresión y un toque de atención a nuestros gobernantes para recordarles que si están ahí es para representarnos. Y, por último, una victoria de la juventud extremeña, que en los últimos tiempos ha tenido que soportar las críticas acerca de su falta de valores, su pasotismo y falta de conciencia crítica. ¿No será que a los jóvenes nos preocupa otra serie de valores mucho más arraigados al humanismo, el medio ambiente, la búsqueda de espacios propios... y que no nos gusta tanto el modelo de sociedad que heredamos de nuestros mayores, donde el materialismo y el yo absoluto predominan en la escala?

Desde el Consejo de la Juventud lanzamos un sí a la paz y pedimos respeto y ayuda a los pueblos oprimidos y olvidados. Ojalá las resoluciones de la ONU siempre sean respetadas (no olvidar a nuestros hermanos saharauis), pues para ello es la organización garante de la paz y estabilidad mundial.