Escritor

Yo no creo que el no de Extremadura a la guerra haya sido tan importante. El de Badajoz es un no con condiciones. Siempre fue así, en una ciudad tan oficialista. Y eso es buena señal, porque por manifestaciones nunca hubieran llegado las libertades a esta ciudad que todavía no sabe los miles que fueron asesinados en la Plaza de Toros, que esto siempre deja una huella. Y para muestra ahí está el PSOE votando las reformas sociales de Monterde, creyendo que los van a votar los constructores y las familias numerosas. Orduña es de un flácido que asombra. Recuerden a Celdrán cómo buscaba donde no había y Monterde con la tarjeta Visa del pobre de Montesinos con la que pagó una comida oficial. O el diario Hoy que ni anunció la concentración de San Francisco. O esa carta de esa señora que pasa frío en el Lope de Ayala, y llama a Murillo el director socialista, cuando lo pudo llamar el director galardonado con el Premio Lope de Vega. Hace muchos años, ese soñador que es Pepe Fernández Cabezudo no se le ocurrió otra cosa que promover una manifestación contra el terrorismo, y se quedaron él y su mujer llevando el delantal. O el sábado que un transeúnte increpó a Gopegui y su familia, que fueran contra el terrorismo, cuando qué es la guerra sino la máxima expresión del terrorismo. ¿No es terrorismo que un jugador criado a los pechos del CD Badajoz, venga y le marque dos goles y nos quedemos como nos quedamos? Pues Perera se crió a los pechos del Badajoz. Lo traía de Olivenza un taxi diariamente al que le pagaban 45.000 pesetas al mes, y como no había dinero lo pagaba de su bolsillo Jamones Pepe y Félix Castillo: bueno pues llega el Mallorca le hace un falso contrato de trabajo, y a los seis meses ya es jugador del Mallorca, y ahora cedido al Albacete. ¿Por qué no vino cedido al Badajoz? Por puro terrorismo.

Pero que Extremadura no esté a la altura no importa, los actores sí que lo están y lo está Madrid y Almodóvar a un mes de la entrega de los Oscar, lo que dice bastante de este gran personaje.

A Badajoz donde hay que verla es en el nuevo campo del Vivero, inaugurado por don Juan Ignacio, del que se tuvo que ir llorando Rodríguez Ibarra. Menos mal que España sí que avanza.