Uno de los villancicos más famosos y populares del mundo es esta humilde tonadilla campesina de origen austriaco, que fue traducida a todos los idiomas de los países cristianos de los cinco continentes, y sigue siendo hoy la música navideña más repetida delante de belenes, portales y árboles de Santa Claus o de Papá Noël, según las latitudes de cada familia.

La breve historia de este motete navideño se remonta a 1818, cuando el párroco de un pequeño pueblo llamado Oberndorf, en la católica Austria, se encontró en un apuro para las fiestas y actos liturgicos de la Navidad al habérsele estropeado el órgano y no contar con partituras apropiadas para que sus feligreses cantasen alabanzas y loas al Niño Jesús. En muy poco tiempo, Franz Gruber compuso una pequeña estrofa de versos populares y pegadizos, a la que musicó con acordes también fáciles de retener y repetir. Acompañándose con una guitarra, la enseñó a los coros de fieles de su aldea que la hicieron famosa a lo largo y ancho de todo el mundo germánico; y desde allí fluyó por toda Europa y por el mundo entero.

Quizá lo que más sorprenda a los actuales devotos de las fiestas navideñas, que están a punto de comenzar, sea la traducción literal de estos primeros versos: "Noche silenciosa... Noche Santa...". Pues desde el momento mismo de su invención las noches europeas y cristianas dejaron de ser silenciosas y santas; especialmente en los países germánicos en donde primero sonaron sus compases.

Los católicos ingleses también lo tradujeron "Silent Night... Holy Night...", pero en España se interpretó como "Noche de paz... Noche de amor..."; aunque por estos pagos siempre tuvieron mayor eco los villancicos tradicionales de pastores y gañanes, que encajaban mucho mejor en el paisaje rural que rodeaba el portal, reproducido en los Nacimientos o Belenes que los napolitanos importaron en España, al llegar a la Corte de Madrid con Carlos III .

Noche de Paz... Noche de Amor... Noche de alegría, de tolerancia, de comprensión y caridad... ¡Qué lejos está de la realidad diaria de nuestras familias y de nuestras gentes!. De los millones de desempleados, desahuciados, discapacitados, expulsados de sus labores por decisiones equivocadas que solo buscan mejorar beneficios para las insaciables empresas, ofrecer mejores condiciones a los avaros especuladores extranjeros, subir los coeficientes bursátiles a los acaudalados accionistas y obtener altas calificaciones de "competitividad" de entidades desalmadas, anónimas, frías... que de ninguna manera van a percibir la paz y el amor de ninguna noche del año, por más que les canten --nuestros gestores políticos-- ingenuos y angelicales villancicos navideños.

XHAY OTRASx consideraciones que pueden saltar en nuestra mente cuando estemos tocando los rabeles, pulsando las zambombas o agitando los cascabeles del acompañamiento de estas cancioncillas que exaltan el nacimiento de Cristo . Por ejemplo: Que los especuladores, accionistas, asesores financieros y gestores políticos que arriba citamos, se suelen considerar a sí mismos buenos cristianos, de misa y comunión diaria, y respetuosos con la Iglesia Católica, muy ligada también al engranaje del capitalismo reinante.

No olvidemos que uno de los símbolos que en su homenaje místico, ofrecieron los Santos Reyes Magos al Mesías fue, precisamente el Oro, la riqueza, el dinero, que hoy se ha convertido en el centro de todas sus cuitas y desvelos. Bien es verdad, que muchos de estos especuladores bancarios consideran a aquel Oro como una aportación o tributo rendido a su rey; o una limosna ofrecida a un pobrete que no tenía ni dónde nacer.

Por eso, otra consideración que cabe hacerse ante el portal de Belén, es por qué han aumentado tanto las aportaciones y tributos de los cristianos para sostener a sus estados, y han menguado, en cambio, las limosnas; que ya, hasta los párrocos de Madrid, aconsejan a sus feligreses que no las den a los pordioseros que estén en la puerta de su iglesia. Las noches de paz son ya noches de frío, de intemperie, de hambre y de egoísmo institucional; y los pastorcitos que las entonan han pasado a ser banqueros, accionistas y defraudadores, lejos del amor.