Dramaturgo

Hoy, 7 de enero, festividad de San Raimundo de Peñafort, ha vuelto la normalidad. Faltan por incorporarse los alumnos a sus aulas, todavía hay que descambiar los regalos repetidos y los que no nos gustan, y tenemos que pedir cita en el médico, pero no tenemos por delante ninguna fecha especial y se han acabado los exámenes de cocina para apiporramiento navideño , de regalos y de estética de cotillones. A algunos les queda un pedazo de roscón en la despensa pero son pocos y comen despacio.

En Badajoz comienzan a prepararse los carnavales y, posiblemente, se han acabado las expulsiones de los plenos municipales (para coraje, coraje, lo de expulsar a los de HB de los plenos vascos porque expulsar a Orduña...), la policía ha intervenido varios kilos de petardos (los que han sobrado después del petardeo a que se nos ha sometido durante todas las navidades a los pacenses, está vista que la Junta de Seguridad Ciudadana de Badajoz tiene voluntad pero anda algo sorda), se está a punto de hacer el retrato del primer homínido extremeño (que es clavadito, según la fotografía que viene en el Periódico, al cronista pacense Alberto González) y el Badajoz estrena entrenador argentino (¿y para volver a Tinelli han dado tantas vueltas? ¿O no es Tinelli? La normalidad, según Rosa la del eurolivinselebreison consiste en dormir y fregar, o sea, como en Gran Hermano . Ya me extrañaba a mí que los chicos de la Milá no acabaran imponiendo su normalidad. ¿Qué diría San Raimundo? La normalidad es la condición de los normales, los otros, como un servidor, que ni fregamos ni dormidos lo necesario, tenemos otra condición y los fregaos que nos apetecen nos quitan el sueño.