Escritor

Ha pasado algo propio a una ciudadana que vive fuera lo que no ha vivido dentro. Y esto es lo que nos ha pasado con la novia del Príncipe, que todos nos habíamos puesto en el pellejo de este muchacho sin darnos cuenta que no se trataba de nosotros. Era el Príncipe solamente.

El estaba buscando novia y entre unos y otros lo teníamos al borde de un ataque de nervios. El hecho que haya sido una locutora de televisión pone el dedo en la llaga. El Príncipe estaba el pobre enloquecido. Por un lado la madre, nuestra doña Sofía, preguntándole todos los días dónde estuviste anoche. Mira que esa compañía no te conviene... Llega la sueca sin consultar con Luis María Anson, que las tiene que probar el primero... Después está ese periodista que se sueña con la grandeza europea, que cada día está como estamos todos menos Rodrigo Rato, con el agua al cuello, pero con un BMW en la puerta. Y lo que le ha pasado al Príncipe, que llamó a televisión y se lo dijo a Urdaci, que también va a pasar a la historia:

--Que me quedo con la rubia que sale por las noches.

Y lo demás es lo que nos pasa a todos. Bueno, menos a los de los casinos, que están rarosrrarosrrraros, y el Carnaval ha terminado de poner la guinda. Unos carnavales muy desenfocados por la parte que me corresponde. Una lástima, porque los carnavales deberían ser muy cortos y cultos, y son todo lo contrario. Y es que Badajoz pesa. En cambio Cáceres, siempre culta y mayoralga, gracias a Caja Extremadura, que no nos trae catetos a dar conferencias. Y en medio de todo el Príncipe con su novia y todos queriéndonos meter en la cama esa noche.

No por Dios y por la Virgen. Por cierto, qué bien este Periódico y qué bien las gentes que escriben en él. Cada día se sigue su camino con necesidad de leerlo. Y ésa es la clave. Eso sí, un editorial urgente, que miren cómo están en Cádiz, a pedrada limpia, porque no se da un puesto de trabajo a nadie, por culpa de los carnavales.

En medio de todo, leo en internet una carta de José Antonio Monago Terraza, y yo también pido claridad. Pog favog...