Estamos ansiosos por abrir el debate sobre energía nuclear; por escuchar no a propagandistas pronucleares, sino a expertos honrados que demuestren que la energía nuclear, si no se externalizan costes, es con mucho la alternativa más cara. Que no proporciona independencia energética (ni tenemos uranio ni tenemos permiso para enriquecerlo); que no reduce en absoluto el cambio climático (la extracción, enriquecimiento y transporte del uranio provoca tantas emisiones de CO2 como las de una térmica de gas equivalente). Y queremos oír finalmente cuál es el riesgo de sufrir un accidente grave tipo Chernobil, si se prolonga la vida de las destartaladas centrales nucleares españolas. Pues ese y no otro es el objetivo del debate nuclear que nos propone el expresidente González: alargar la vida de las cafeteras nucleares. Pues todos saben que la construcción de nuevas instalaciones está descartada, a la vista del desastre económico que está suponiendo la nueva central EPR que los franceses están construyendo en Olkiluoto (Finlandia).

Manuel Adelantado Molero **

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