Recuerdo que hace unos pocos años, según me contaron, un ministro encaró el viernes de Consejo de la cosa tremendamente ufano. Había estado trabajando denodadamente con su equipo en una propuesta que encajaba como anillo al dedo en la línea política del gabinete. Tras horas de debates, cafés y borradores, la idea había hecho cuerpo y estaba lista para ser presentada. Aquello (además de favorecer a los ciudadanos, que esto es, ejem, "por descontado") era su salto al estrellato, su confirmación como ariete gubernamental. Le encantaba el olor a napalm de aquella mañana. Pero, tras una entusiasta exposición al jefe, todo lo que recibió fue una gélida y resignada reacción y una lapidaria frase: "eso háblalo antes con Pedro, que es el que tiene la llave de la caja...".

Está claro que aquél que ostenta la cartera de Hacienda acumula un importante poder dentro de un gobierno. Hasta el punto de que los propios presidentes les consultan como incómodos oráculos para ver si esa "magnífica idea" puede salir de las estrechas paredes de los despachos que las imaginan. Montoro , sabedor, ejerce. Si le mete sanciones al que le aupó al puesto, con más razón dirige su poderoso armamento hacia los que tiene una posición algo menos airosa.

La pasada semana Montoro envió una carta a las doce comunidades autónomas incumplidoras de los objetivos de déficit. En la línea de ser una "oferta que no podrás rechazar". Extremadura estaba en la lustrosa lista.

En medio de una rebelión autonómica quejumbrosa (qué mal llevan nuestros presidentes autonómicos que les lean la libreta), Montoro se mantiene firme: gran parte del déficit de España se genera en las comunidades y ahí hay que trabajar en atajarlo.

La reacción en nuestra tierra ha sido unánime. Extremadura cierra filas: Vara y Monago han respondido casi al unísono criticando al ministro. Ante lo que han entendido como amenazas, peligrosamente cercanas a una extorsión napolitana, Vara ya ha replicado con palabras y obras y Monago no ha dudado en espetarle a su correligionario que tendrá que buscar otro "chivo expiatorio" que no sea Extremadura.

NO DEJA de ser curioso este animoso frente común de los que se han estado atacando a cuenta del déficit el último lustro y torpedeando un año tras otro los presupuestos autonómicos, sin duda mayor obstáculo para el día a día de la región. Así que solo cabe interpretar este cierre de filas como reacción meramente política. Las palabras mandan: Vara formula su oposición como bastión del socialismo social (¿es redundante? ¿de veras?) y da rienda a sus ganas de incumplir y Monago para refrescar la memoria de los votantes con su gran triunfo del ajuste, que ya queda lejos en las memorias y hemerotecas.

¿Los hechos? Quien podía hacerlo no ha dudado. Si desde Madrid se retienen fondos (66 millones) para el pago a los proveedores, aquí encontramos soluciones de urgencia. Que son exactamente las mismas de siempre. Con la excusa de que el presupuesto para 2016 ya lleva un recorte de 130 millones, el gobierno de Mérida ha aprobado un aumento del techo de endeudamiento (¡en 140 millones!) para el pago a proveedores, vía negociación con entidades financieras. Pero no se quedarán ahí: incremento del gasto y recurso al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) en busca de más "gasolina". Ya les digo que es una reacción errónea, en mi opinión. En una empresa privada, cuando los gestores deciden acudir a financiación a corto para cubrir los gastos corrientes es que la situación entra en la vía de emergencia. Pero es sencillo hacer demagogia fiscal con el dinero de los contribuyentes. Sale barato.

Me resulta extremadamente chocante que ni Vara ni Monago (ni sus equipos) hayan atacado la raíz del problema y se hayan centrado en la arena política (sí, acabo de leer entera la frase...). Porque lo cierto es que desde 2012 el peso del déficit de las comunidades respecto del total prácticamente ha sido el mismo: 1,7%. Es decir, no ha habido un aumento real. Y si no se ha corregido, la solución requiere algo más complejo que una carta amenazante. Lo que indica es que las medidas correctoras que se tomaron muestran agotamiento.

Por eso me llama la atención que se busque sólo un aumento de nuestra deuda y no se haga frente en pedir un nuevo sistema de financiación, una mayor capacidad fiscal y, sobre todo, una planificación a largo por regiones y no "café para todos". A lo mejor es porque todo eso conlleva mayor responsabilidad. Mil veces más fácil quejarse a Madrid... y acudir a su financiación a cero. Sí, más fácil (política).