La compra del Cacereño por parte del industrial zafrense Antonio Martínez Doblas ha sido acogida por los aficionados, que dejaron ayer decenas de comentarios en la web de este diario, con expectación. Es la reacción lógica. Porque el Cacereño lleva años languideciendo, sin proyecto, hundido en la Tercera y, lo que es peor, sin que nada en el club ilusione a la hinchada y le haga creer que el porvenir será mejor que el presente.

La gestión de Félix Campo lleva años agotada, y si se ha mantenido al frente del club ha sido más en la actitud del tendero, que espera la llegada de un cliente que compre, que la de un empresario empeñado en que su empresa progrese.

En este sentido, la llegada de Martínez Doblas (en la foto) es muy oportuna. Su perfil hace concebir esperanzas: es un hombre que conoce el fútbol y que lleva años demostrando interés por el Cacereño, lo cual significa que cree en él, justo lo que el club necesita.

El deporte es competición, pero también comunicación e imagen. Que el equipo de Cáceres esté en Tercera es imagen --mala-- para una ciudad que tiene puestas sus expectativas de futuro en ser referente nacional. El fútbol también debe aportar su grano de arena. Ojalá y que la compra sea el primer peldaño en la escalera del ascenso.