Mañana empieza la hora de la verdad para el Ejecutivo monocolor de CiU y su aliado en el proyecto soberanista, ERC. Este mes será cuando se vivirá ya el primer acto de la hoja de ruta que han trenzado ambos partidos: la proclamación por el Parlamento de su soberanía como expresión de la voluntad del pueblo catalán. Una declaración que reanudará inevitablemente entre partidos secesionistas y no secesionistas unas tensiones que no deberían trasladarse a los ciudadanos. Conviene que CiU no olvide que el 25-N sufrió un gran retroceso, y que el análisis de los resultados ofrece muchas lecturas. Por ejemplo, en el área metropolitana de Barcelona, donde viven el 43% de los catalanes, las fuerzas soberanistas bajaron dos puntos (y CiU, hasta diez) respecto del 2010. Estas cifras certifican que Cataluña es poliédrica y que obligan a la sensatez y la prudencia a quienes deben pilotar esa comunidad en esta difícil e incierta etapa.