Médico

El día 5 tuvimos la oportunidad de escuchar la disertación que el consejero de Sanidad de Extremadura hizo ante los profesionales del complejo hospitalario sobre el futuro nuevo hospital para Cáceres. Como siempre, nos ilustró con su magnífico verbo sobre lo que sería el futuro hospital y de nuevo sus ideas sobre la sanidad fueron por delante.

El hecho concreto sobre el nuevo hospital se basa en un presupuesto definido (8.000 millones de pesetas), con posibles modificaciones al alza o a la baja, según el estudio de un plan funcional para el mismo y que un grupo de expertos desarrollarán en los próximos meses. Estableció unos plazos concretos del proyecto, licitación y obra, con idea de finalización para finales del 2005 (dentro de unos tres años).

De nuevo reitera la idea de un hospital moderno, de unas 300 camas, quedando en el hospital San Pedro aproximadamente unas 200 camas, dejando para los expertos el tipo de asistencia que debe quedar en dicho centro.

Aunque la idea de aprovechar durante unos años este hospital remodelado es de sentido común, no deja de ser una obsesión mantener dos centros hospitalarios de agudos separados por varios kilómetros, con los inconvenientes asistenciales que ello conlleva, cuando no la duplicidad de servicios y el consiguiente incremento anual del presupuesto. Quiero recordar que situaciones similares a la que hoy se plantean suponen incrementos presupuestarios de casi un 5% anual. Quiere ello decir que si la inversión del futuro hospital es de 8.000 millones de pesetas, el presupuesto anual de éste rondará la misma cifra, a la que hay que añadir otros 5.000 millones de pesetas, al menos, como presupuesto anual para mantener la función asistencia del San Pedro como se pretende.

Se me ocurre pensar que el incremento de la previsible inversión inicial para la construcción de un nuevo y único centro, sin duda es amortizable al cabo de diez años. Para ser sincero, tras escuchar la exposición del señor consejero y algunas opiniones recogidas del auditorio, tengo la sensación que el silencio fue elocuente: "Llegó, vio, pero no convenció".