El tráfico de vehículos por nuestras carreteras y nuestras ciudades se ha convertido en uno de los primeros problemas de este país.

Desde hace tiempo ha pasado de ser un riesgo en potencia a un peligro en esencia y esto, por saberlo, lo saben ya hasta las autoridades competentes , e incluso, nuestro Gobierno. De ahí las intensas campañas publicitadas por todos los medios, tratando de concienciar a los ciudadanos; de hacerles ver que no todos los caminos conducen a Roma.

Pero a pesar de todas las medidas preventivas y represivas implantadas, incluidas las del carné por puntos y el IMC, esto no tiene visos de solución.

El IMC, como su propio nombre indica, es el nuevo Indice de Muertos por Carretera , o por Consumo, como ustedes gusten. Un patético baile de cifras al que el sufrido y cada vez más escéptico ciudadano acaba no echando cuentas, como con lo del precio de la gasolina o lo del increíble IPC.

A ver si nos enteramos: A estas alturas, no basta con numerar los muertos y repetir hasta la saciedad consejos de prudencia, que también. Al ciudadano de hoy hay que darle datos para el análisis, porque alguna vez tendrán que entender que ya somos mayores de edad y no solo por los años cumplidos.

¿Por qué no aprovechan el nuevo invento y además del número de muertos incluyen en el IMC, por ejemplo, los siguientes datos?: Puntos negros eliminados, incluidos los pasos a nivel del ferrocarril; Kilómetros de autovía instaurados; Kilómetros de carretera restaurados ; Número de agentes de la circulación que aumentaron la plantilla; Carnés retirados de la circulación; Personas ingresadas en la cárcel por infringir el código, cuando éste así lo contemple; Cantidad recaudada por multas.

Creo que es la única forma de asegurarnos que, verdaderamente, estamos todos implicados.

Francisco Carmona Calvo **

Badajoz