Se acabó la ilusión que durante dos largos años nos han pretendido vender, sin ningún fundamento objetivo los mesías laicos que nos gobiernan.

Yo no sé si los inventores de la Paz Eterna Terrenal tan cacareada se han creído alguna vez que es posible reconvertir a los hombres malvados en personas bondadosas, pacíficas, tolerantes y respetuosas con las opiniones, costumbres o ideas de los demás; o si lo que pretendían era pasar el tiempo, entreteniendo a los demás con la remota posibilidad de conseguirlo, y a los terroristas etarras con algunas cesiones imposibles de cumplir, para llegar a las siguientes elecciones, con la mejor imagen posible, como objetivo prioritario.

Probablemente los dos planteamientos, en mayor o menor proporción, han tenido su peso en el invento, pues ninguna de las dos por sí solas, caben en cabeza humana individual o colectiva.

La reconversión de un malvado, que no un loco (como se les llama erróneamente con frecuencia a estos sujetos) aisladamente, se puede entender como un milagro, o algo absolutamente excepcional, pero todo un colectivo perverso organizado durante cuarenta años, es imposible de desarmar moral y físicamente con palabras. Si alguien se lo cree no es un ingenuo, es tonto de capirote.

La venta de esperanza a una sociedad cansada y desconcertada, ante una historia tan larga de terror y sufrimiento, más el trapicheo con los etarras y sus corifeos, puede que dure lo suficiente, debieron pensar.

El problema de los políticos españoles es que se creen los más listos de la clase, casi siempre en posesión de la verdad, y en consecuencia, sin posibilidad de equivocarse: ¿Consultar a los que saben de terrorismo, para qué? ¿Repasar la historia y experiencias no muy lejanas?, que va, nuestras dotes de persuasión son infalibles. Resultado: aumento de la violencia callejera, extorsiones y como traca de fin de año, el bombazo de la T4 en Barajas, con dos nuevas víctimas mortales, ingentes daños económicos, imagen nacional por los suelos, y los ciudadanos descorazonados por tan vil engaño.

XPUESTOS Ax buscar remedios útiles y duraderos a las carencias de nuestra clase política, se me ocurre uno que los mejoraría significativamente. Ya que tenemos que cambiar la Constitución, para transformar el Reino Español en diecisiete Reinos de Taifas, y los actuales derechos sucesorios de la corona para que doña Leonor pueda ser reina directa, y no segunda de un posible hermanito menor, introduzcamos un nuevo artículo en la Carta Magna, previa consulta sobre su redacción a la Real Academia de la Lengua, precisando que: todo aspirante a político, para figurar en una lista electoral, o detentar un cargo, se someterá a una minirreválida de cultura general, al menos equivalente a segundo de ESO, según al nivel de responsabilidad al que aspire .

Es una temeridad imperdonable poner los destinos de los ciudadanos en manos de personas poco o nada preparadas. Si exigimos por ley un mínimo de formación y aptitud, a cualquier españolito, para conducir un vehículo, cazar liebres, ser funcionario, o trabajar en cualquier cosa, ¿por qué eximir de tales requisitos a quienes aspiran a gobernar nuestras vidas e impuestos? Tal dejación colectiva parece cuando menos frívola y altamente peligrosa, a las prueba me remito.

*Presidente del Colegio Oficialde Médicos de Cáceres