Se esperaban con expectación los nombramientos de consejeros pues de ellos se creía que podría deducirse si había ruptura o continuidad, libertad de ejercicio o imposiciones. A juzgar por los comentarios leídos y escuchados hay para todos los gustos si bien parece haber coincidencias en que las cosas han cambiado. ¡Estaría bueno que no hubiera cambiado nada!.

Pese a que la campaña ha discurrido bajo el lema de "Nuevos tiempos" también durante ella ha quedado claro que no habría una ruptura con el pasado. No podía ser de otra manera pues los votantes han premiado durante veinte años la labor de la Junta de manera que no había razones objetivas para presentarse como un Adán sin antecedentes sino más bien para considerarse como un heredero y continuador de un proyecto. Cuando las cosas van razonablemente bien no es aconsejable hacer cambios drásticos, de manera que se daba a entender que los tiempos no necesitaban una revolución sino un cambio en algunos aspectos. No se trataba por lo tanto de inaugurar una nueva época sino de cursar una nueva etapa de una trayectoria. Y ese discurso, si era sincero, tenía que verse reflejado también en los nombramientos, como así ha sucedido.

La continuidad de algunas personas que emergieron en gabinetes de Ibarra pone el nexo con lo anterior, aunque se puede discutir algún nombre. La ausencia de personas con peso en los aparatos del partido no debe suponer que se les haya marginado pues sabido es que no resulta imprescindible estar en el gabinete para tener fuerza en él pues para eso están los interpuestos. Incluso los peajes que se pagan ponen de manifiesto que aún perduran algunas cosas que se creían desaparecidas o en vías de extinción, pues no es muy difícil vislumbrar que algunos consejeros deben su puesto a la conveniencia de contentar a alguno o de no cabrear a otro. Eso es lo que aconseja el juego político, y más en estos momentos, aunque quizás al satisfacer las exigencias de alguien se haya elegido mal y con ese pago se vaya en detrimento del buen gobierno en alguno de los casos. Que el resto del gabinete sea "marca Vara " parece aludir a la falta de perfil y peso político en algunos de ellos e incluso a la elección basada primordialmente en motivos de currículo. No obstante aún es muy pronto para saber si existe esa marca y cuales son sus propiedades, a no ser que la marca consista en algo tan liviano políticamente como un estilo o una postura personal, que podrán ser muy apreciados pero que carecen de virtualidad política y pueden quedarse en fuegos de artificio de muy corta duración, como cualquier novedad, si no tienen contenido, porque lo que es suficiente para un consejero a veces es insuficiente para un presidente.

Probablemente este es el gabinete que "podía hacer" en estos momentos pues no hay que olvidar que, pese a la rotundidad de su victoria, aún no posee todos los mecanismos de poder. El próximo paso será el congreso del partido en el cual ya podremos ver con más claridad por dónde camina Vara. El hecho de no adelantarlo, el considerar ahora que la bicefalia es conveniente, cuando en otros tiempos era engendradora de problemas, parece una medida prudente si se debe a que aún no se maneja con soltura en el partido, que no lo conoce a la perfección y que necesita tiempo para seleccionar a su gente. En cambio, si se debe a una imposición o a la imposibilidad de desligarse del actual aparato sería una rendición y pondría de manifiesto que no es un presidente sino un delegado. En función de lo que suceda en estos meses y de los resultados de las gestiones de cada consejero será también la hora de plantearse una remodelación a su gusto.

Se insiste en que se trata de una legislatura dialogante. No está mal. Pero el diálogo es una metodología, buena, enriquecedora y deseable sin duda, pero no es una finalidad. La cuestión está en saber sobre qué se va a dialogar. No los temas, ya conocidos ( educación, agricultura, Capitalidad de Cáceres...) sino los contenidos y habrá que ver como se conjuga el diálogo con el mantenimiento de los compromisos programáticos, con la fortaleza de la ideología o con los objetivos previstos.

En cualquier caso, esta es una legislatura que ha despertado muchas esperanzas, alimentadas por el discurso del candidato y aplaudidas por el partido socialista, para las que los buenos modales son un bonito y acogedor aderezo pero que para no verse frustradas necesitan algo más que eso.

*Profesor