Los segundos mandatos permiten a los presidentes de Estados Unidos dejar su auténtico legado. Sin los frenos y el tacticismo ante una reelección que embridan los primeros cuatro años, los cuatro siguientes dan al ocupante de la Casa Blanca mayor libertad de acción. Son mucho más personales.

Por ser el primer presidente negro de EEUU, Barack Obama ya pasará a la historia. Sin embargo, la huella dejada hasta hoy no es la esperada hace cuatro años. El nuevo mandato debería ser una oportunidad para corregir y cumplir las expectativas. La elección de su nuevo equipo, formado por colaboradores de su máxima confianza, demuestra que será más personal. El actual 52% de aprobación, un porcentaje mucho mayor del que disfrutó durante casi todo su primer mandato, indica que aún se espera mucho de él.

Que en este nuevo ciclo será más audaz y combativo lo demuestra la guerra que ha declarado ya para limitar la venta de armas. Para Estados Unidos, con su inveterada veneración por los artilugios de fuego, es un paso de gigante. Obama también se implicará en la reforma de las leyes de inmigración, el desarrollo de energías alternativas y, más urgente, la negociación de la deuda. En ningún caso lo tendrá fácil en el Congreso.

Tampoco la situación mundial se lo ondrá fácil. Una Europa debilitada está sumida en una profunda crisis. Oriente Próximo experimenta aún una transición de resultado incierto. La afirmación de China como gran potencia también genera tensiones. Y las amenazas a la seguridad se suceden como demuestra la sangría en el Sahel. Ahora debería ser el momento de aplicar aquellos grandes discursos de su primer mandato que quedaron solo en palabras.

Las ceremonias de ayer y de hoy retratan el cambio social del país. La jura de Obama, presidente negro, sobre dos biblias, una de Abraham Lincoln y otra de Martin Luther King , marca el camino recorrido por EEUU desde los tiempos de la esclavitud y los no tan lejanos de la segregación racial. El juramento del vicepresidente, Joe Biden , ante Sonia Sotomayor , la primera hispana que llega al el Tribunal Supremo, así como el poeta elegido para la investidura, de origen cubano y homosexual, son hechos significativos. Todos reflejan al EEUU de hoy, de gran diversidad, muy vivo, en el que ni el color ni el origen ni el sexo deben ser obstáculos.