Faltan cuatro días para abandonar el invierno y comenzar una nueva primavera, es siempre un buen momento para balances pero, sobre todo, para situar la mirada al frente.

Esta región durante los últimos casi tres años ha luchado por reconstruir los derechos recortados, ir recomponiendo poco a poco los servicios públicos, promover la igualdad, dinamizar la inversión pública y estabilizarse.

El objetivo prioritario socialista era conseguir un espacio donde crecer y mirar al futuro con esperanza e ilusión, principalmente, lo que los extremeños queremos y esperamos.

Cuando se han pactado los presupuestos atendiendo únicamente al beneficio de los ciudadanos, se protege a la región, contribuyes a la estabilidad y consenso social y es lanzar un mensaje claro: Extremadura por encima de todo.

Esa unidad fue una referencia para salir a la calle y gritar qué bastaba ya de aislamientos y desprecio para unos ciudadanos, los extremeños, leales con el Estado.

Este año hemos visto como ha crecido nuestra economía a un 3% con máximos históricos en exportaciones y en el sector del turismo, fijaos que a pesar de esa gran traba que se llama aislamiento ferroviario.

La Estrategia Economía Verde marcó un camino hacia múltiples oportunidades de mantenimiento de nuestro tesoro natural pero, sobre todo, de empleo y generación de riqueza; es la transformación de aquello que era muestra del abandono de nuestra tierra, por ejemplo en la revolución industrial, para convertirlo en uno de nuestros grandes patrimonios.

El miércoles vimos en Plasencia comenzar la construcción del parque eólico El Merengue, de 39,9 megavatios de potencia.

Este hecho no es más que la prueba de las múltiples solicitudes a la Junta de Extremadura de proyectos de energías renovables. Esta apuesta por las energías limpias muestra el grave error que el Gobierno del Partido Popular provocó con la paralización total del sector en enero de 2012 por la moratoria total que decretó Rajoy. En 2017 cambió y el 2018 está plagado de proyectos.

El futuro de la energía pasa por las energías renovables: fotovoltaica, eólica, biomasa y termosolar, una energía limpia.

Sostener, proteger y mejorar los servicios públicos, fomentar la estabilidad política y social, una región unida en la defensa de sus intereses y la creación de, al menos, 30.000 puestos de trabajo es lo que nos permitirá mirar y construir el futuro de Extremadura.