WCwontra las pruebas objetivas, contra los testimonios de los policías que intervinieron, contra la opinión de los investigadores y contra los datos fiables recogidos por la comisión del Congreso, el PP mantiene la obsesión de relacionar a ETA con los atentados del 11-M. Para instrumentalizar su tesis, continúa ninguneando la profesionalidad de cuantos han participado en el brillante esclarecimiento de los hechos.

Rajoy cometió uno de sus mayores deslices como líder de la oposición al frivolizar sobre esto cuando planteó una posible anulación del proceso. Luego, cuando pareció ser consciente del error, la campaña de sembrar dudas sobre el atentado y sobre la voluntad del Gobierno socialista de aclarar lo sucedido quedó en manos de Zaplana .

El jefe de la Unidad Central de Inteligencia fue rotundo el jueves al asegurar que, dos años después del 11-M, ningún dato señala a ETA. Y todos sus colegas de Europa suscriben que la masacre de Madrid la hizo el terrorismo de Al Qaeda, tan negligentemente vigilado entonces en España por el Gobierno de Aznar y por su ministro del Interior, Acebes . Sin duda, hay algo de mala conciencia por ello en las fijaciones y mentiras populares sobre aquel atentado.