TPtedir perdón no es fácil. Y no siempre es mejor que no hacerlo. Para ofender no es solo necesaria mala intención, sino potencia ofensiva, y de ahí el refrán de "no ofende quien quiere sino quien puede". Así, cuando una persona dice algo objetivamente ofensivo, la capacidad hiriente de su dardo no solo depende del mensaje explícito, sino de la consideración que de ella tenga el agredido. Si "non lo precia un figo" como diría Berceo , el daño que pueda causar la afrenta es inexistente.

Esta reflexión no viene a cuento porque esté explicando a mis alumnos el drama calderoniano, donde sus personajes acostumbraban a sentirse ofendidos por cualquier quítame allá esas pajas, sino que la inspira el gran número de ofensores aparentemente odiadores que últimamente pueblan las noticias más de lo habitual. En todos los ámbitos proliferan insultos, acusaciones y desplantes, siempre sin gracia y con manifiesta mala educación. Luego, instados a disculparse, tal vez por sus asesores, algunos lo hacen, otros no. Y entre los primeros los hay que parecen sinceros, los hay que suenan a hueco y los hay quienes prefieren por persona interpuesta.

Por ejemplo, Luis Enrique , un señor manifiestamente chuleta, grosero y malencarado, insulta a un periodista y se niega a disculparse. Por ejemplo, Rita Maestre , una señorita supuestamente educada, insulta a la presidenta de la Comunidad de Madrid y matiza pero no se disculpa, aunque en su lugar lo hace Carmena , no sé si de verdad o en su papel de abuela que todos quisieran tener. Por ejemplo, Iglesias arremete contra el periodismo en general y contra Alvaro Carvajal en particular, y luego se disculpa con esa mezcla de humildad impostada y prepotencia de la que solo él es capaz.

Tristes días estos en que el insulto sin ingenio es noticia. En que se pide perdón solo si se considera que la imagen ha salido perjudicada. En que un líder se relame con sadismo porque observa que los periodistas tienen miedo. Y al día siguiente, al fin consciente de que para amedrentar, mejor Béla Lugosi , manda a la madre nutricia a disculparse.