TCtontemplamos con lejanía las atrocidades de tiranos africanos, genocidas y sádicos de sonoro nombre: Bokhasa o Idi Amín . Esos bárbaros no se llaman Carlos, Josep o Ramón , aunque algún Adolfo o Benito actuara con similar insania en otra época. Hoy no. Hoy en Europa no pasan esas cosas. Nosotros no somos salvajes. Nuestras gentes mueven su tripa bajo el sol y heroicamente recogen los oscuros despojos del Africa tropical que no cantan la canción del Colacao ni han sido pintados con amor, sino que llegan exhaustos reflejando en sus bellos y negrísimos ojos el horror. Y en medio de la crisis nuestra costa sigue recibiendo cadáveres vivos o muertos. Y porque nos sentimos solidarios, nos escandalizamos ante el presunto ser humano que tiró a la basura el brazo de su trabajador ilegal. Pero esta extrema crueldad ilustra el nacimiento de una nueva esclavitud. Advierten las organizaciones humanitarias de que los tiempos de crisis son abono para la intolerancia, el racismo y la maldad. Se culpa al inmigrante que ocupa nuestros puestos de trabajo y la codicia está servida: es ilegal, podemos tratarle peor que a un perro. Preocupa el ascenso de ciertos partidos racistas y xenófobos en las últimas elecciones pero el brazo se ha tirado a la basura en España. En la misma España donde una tal Carmen Lomana , millonaria por derecho propio, se exhibe en televisión envuelta en bótox quejándose gangosa de que la crisis es terrible para los ricos porque los pobres al fin y al cabo ya están acostumbrados, pero que sus amigos con patrimonio pero sin cash lo están pasando fatallllllll. Estado de cosas: Inmundicia en la crueldad del empresario. Estulticia culpable en la estirada Barbie jurásica. La Parada de los monstruos. Esos monstruos que Jesús pronosticó que entrarían en el Reino de los Cielos cuando un camello pasara por el ojo de una aguja. Claro que Jesús era un demagogo, y esos individuos seguramente pensarán que al fin y al cabo la religión es el opio del pueblo. Ellos prefieren sin duda el Reino de la Tierra.