TNto me refiero a la hipoteca política, aunque me temo que tal como van las cosas, la vamos a pagar cara entre todos. No, no es eso. Hablo de la que duele en el bolsillo, no en el alma. El Banco Central Europeo ha decidido volver a subir los tipos de interés un cuarto de punto y eso significa que las familias españolas que están hipotecadas, asusta la cifra, van a tener más dificultades para llegar a fin de mes o van a tener que endeudarse aún más. Aseguran que la subida busca frenar la inflación, pero nunca lo he entendido bien, porque cuando dicen eso, lo que sucede casi siempre es que la inflación tampoco baja, seguramente porque nadie le consulta previamente si tiene previsto moderarse o no. Y, además, el Gobierno anuncia que va a aumentar el gasto público en 2007 --año preelectoral... o electoral, quién sabe-- y eso hará que crezca la inflación y la deuda, pero ya se sabe que los intereses políticos y los monetarios no siempre siguen caminos idénticos. Casi nunca. Y ojo al dato: en Europa, los tipos de interés están al 2,75%, pero en Estados Unidos andan por el 5%, así que las autoridades monetarias tienen margen para apretarnos el cinturón.

Los economistas han dado la voz de alerta, señalando el agotamiento del patrón de crecimiento español. Para empezar, el diferencial de inflación de España ha crecido 11 puntos respecto a la media de la zona euro desde 1999. Y los expertos y el vicepresidente Solbes coinciden en el diagnóstico: creación masiva de empleo de baja calidad, escaso incremento de la productividad, diferenciales de inflación acumulados, pérdida de competitividad y un déficit por cuenta corriente galopante. Crecemos más porque trabaja más gente, no porque trabaje mejor. "El crecimiento español, --dice Solbes--, está basado un 80% en que haya más gente trabajando y un 20% en la productividad". Y eso sólo conduce a un lugar llamado problema. ¿Tenemos motivos para estar preocupados? Me temo lo peor. Y es importante, porque hasta ahora teníamos una excusa. Si la política está mal, y lo está, cada fin de semana las carreteras se llenan, y los restaurantes, y los hoteles de gente que escapa, seguramente para olvidar. Que la selección española juega como nunca y pierde como siempre... nos quedan las cañas y unas gambitas. Pero si se encoge el bolsillo, se ensancha la hipoteca, los sueldos merman y nos muda la sonrisa, ¿cómo nos vamos a evadir? Dice el filósofo francés Michel Onfray que "los hombres se inventan dioses para no mirar la realidad". Dioses, pactos, inventos, sueños y lo que haga falta. ¡Está la realidad como para mirarla!

*Periodista