TStiempre, el tema de la emigración nos será una problemática recurrente. Porque desde el Paleolítico el ser humano ha sido nómada: ya en sus orígenes se buscó la vida, el sustento, como ha podido, donde ha podido, como le ha sido posible, errante y vagabundo. Porque nosotros, los extremeños, lo hemos tenido como seña de identidad fundamentalmente en la Edad Moderna, con la colonización de América y luego en los siglos XIX y XX, continuando la emigración anterior ultramarina y después a Europa, en donde quedan tantos de nuestros paisanos. Y porque somos últimamente receptores, cada vez más, de extranjeros de los lugares más diversos.

Y ahora, con los fríos crueles que enero siempre nos depara, me vienen a la memoria los versos del gran poeta José Hierro, que recordando el éxodo permanente de los andaluces, escribía: "Decían Ojú, qué frío ;/ no Qué espantoso, tremendo,/ injusto, inhumano frío ./ Resignadamente: Ojú,/ qué frío... Los andaluces...".

Sí, ¿se imaginan a nuestros paisanos en estos momentos, con los diez, quince grados bajo cero, ganándose la vida en centroeuropa? ¿Y se imaginan el penar de los subsaharianos en España, acostumbrados a veinte grados más de los que aquí soportan, a la intemperie o atravesando con la vida en un hilo las aguas del estrecho?

En cualquier caso, ¡cuántas veces les tocará decir:

¡Ojú, qué frío! , o una expresión equivalente, a los nuestros y a los que aquí nos vienen, impulsados por la necesidad, resignadamente. Qué frío de tiempo atmosférico, y de tiempo solidario, de comprensión, de humana solidaridad.

Ahora, que nos empapamos de Constitución Europea, llena de artículos brillantes de derechos humanos, es bueno que tengamos en cuenta esta faceta de los nuestros y de los que nos vienen: sus derechos, sus expectativas, sus necesidades. Lo que justamente se merecen, por ser seres humanos y porque cuánto contribuyen a mantener la economía de la zona, del país, y la demografía que con el desarrollismo se tambalea, sin el suficiente reemplazo poblacional, a no ser por estos emigrantes mayoritariamente resignados, pero también llenos de esperanza en la comprensión y la justicia de los demás.

*Historiador y concejal socialistaen el Ayuntamiento de Badajoz