Según el renombrado primatólogo y etólogo de los Países Bajos, Frans de Waal, «los animales saben lo que necesitan saber».

Nosotros, en el reino racional, no. Las olas de frío, secas o con nieve, nevadas notables hasta la nostalgia, no siendo nórdicos, sino meridionales, parecen una novatada que deja de tener gracia pronto y enseguida.

El cielo nacarado. El suelo, también. Opacos, nosotros. Rígidos por dentro más que por fuera, agarrotados por fuera bastante menos que en el interior. Ahí, con nota.

El frío de una ola de invierno solo se templa y combate con pasión y compasión de los demás, los otros. Una sentida sonrisa sería un sustancioso sino, seguro y sereno, amados y amables amigos: avituallémonos.