TEtn la antigüedad detenían las guerras las Olimpiadas. Lograban treguas imposibles y aplacaban la ira de los dioses. También creaban dioses y engendraban mitos y leyendas. Ahora nos van a salvar del tedio de agosto y del sopor del calimocho. Serán en Atenas si Zeus quiere. Serán en Atenas bajo la tregua que garantizan los GEOS, los cuerpos especiales y el FBI que de Miguel así esta el mundo.

El mundo antiguo era un berenjenal en el que se peleaban tirios y troyanos, sobre todo estos últimos, y lo de los Juegos Olímpicos servía para descansar. El mundo actual está igual que el antiguo y el mes de agosto sirve para descansar y fichar futbolistas. Supongo que además de un montón de quintos puestos en muchas pruebas, España nos brindará alguna alegría en judo o remo a cuatro, y los ánimos decaídos por los precios playeros se alzarán como esa bandera que una desconocida portará en la ceremonia de inauguración.

Agosto es un mes difícil, que en cuanto te descuidas te mete un Consejo de Ministros de extranjis, legalizan el uso de la marihuana y cambian el libro de Matemáticas de cuarto de la ESO que acabas de comprar en julio. Es un mes que necesita de madrugadas con retrasmisiones de pruebas de halterofilia o boxeo amateur, de tardes con doma de caballos o salto de traineras y corridas de toros en Marbella. Por eso saludo a las Olimpiadas, con entusiasmo, con alegría y con un vaso de calimocho en las manos. Que los dioses nos sean propicios y cuando llegue septiembre podamos ir por la calle como van los portugueses: Segundos en el podium, primeiros en el cora§ao . Yo con diplomas olímpicos, algún himno que otro, y algún Sánchez Vicario en las gradas, me conformo.

*Dramaturgo y director del

Consorcio López de Ayala