Doctor en Historia

Somos muy dados a los reconocimientos cuando alguien o algo está en la cúspide del protagonismo informativo. Del mismo modo, solemos ser muy críticos, incluso hasta beligerantes, con aquellas cuestiones que nos sacan de nuestras casillas, nos revuelven por injustas. Pero, ¿cuánto dura este interés? ¿Qué ha pasado o quién se preocupa por todas aquellas cosas por las que nos movilizamos recientemente? Parecía vital la presencia en la cresta de la ola de la atención de los medios de comunicación el Tireless , el contrabando de uranio empobrecido, las protestas contra el Prestige , la guerra, la LOU, la Ley de Calidad o las leyes de reforma del mercado laboral. Y más próximos a nosotros la salida al CIMOV o pronto el tema del AVE. También somos ingratos al relegar al olvido a aquellos personajes que tantas portadas y noticias nos dieron tiempo atrás. Los mismos que hasta hace poco considerábamos de tan válidos casi imprescindibles. Pasados unos meses nadie se acuerda de ellos. Quizás ellos nos lo agradezcan y prefieran ahora el anonimato. Sin embargo debería ser como en los equipos de la élite deportiva: han sido formados en nuestra cantera, hemos disfrutado con sus acciones y posiblemente se les tendría que exigir , o al menos poder contar con las aportaciones de su experiencia. Representan un capital humano político que ha costado mucho forjar. Por esa razón ahora que se vanagloria el desarrollo de la innovación, el valor, la fuerza y la energía de lo joven, no están demás iniciativas como la de la Asociación de Exdiputados de Extremadura, cuya labor debe ser inmediata y se la espera con impaciencia. Son muchos los tesoros pedagógicos que apilan y muchas las vías de comunicación que pueden abrir.