El fútbol mueve pasiones y dinero. No hace falta más que ver el despliegue de medios de comunicación y publicitarios con que nos bombardean a través de los medios en apoyo de la Roja en su periplo por el Mundial de Suráfrica. Un país que, según los comentaristas desplazados, parece no enterarse de tamaño espectáculo: "Los campos apenas se llenan", "en qué estaría pensando la FIFA para no organizar el Mundial en un país de Europa, con el entusiasmo que hay allí-". Y es que, una vez más, somos nosotros los que no nos enteramos de nada y seguimos sin querer ver la realidad. Y mientras en Europa seguimos preocupados solo de nosotros mismos, de nuestro mundialito estival y de nuestra crisis financiera (que no digo que no sea grave), en Africa y en muchos otros países del mundo siguen muriendo personas de hambre en pleno siglo XXI.

Y a pesar de ello, no se nos cae la cara de vergüenza y participamos, por omisión, en un crimen parecido, me atrevería a decir, al de los alemanes que no hicieron nada ante la muerte de tantos inocentes durante la barbarie nazi. Omisión que cometen los gobernantes recortando los presupuestos para reducir y eliminar, de una vez, la lacra del hambre dentro de uno de los Objetivos del Milenio de la ONU para el 2015; omisión que cometen la oposición y el resto de fuerzas políticas por no reclamar, con más rotundidad, estos mínimos; omisión que cometemos los ciudadanos por no manifestarnos y organizarnos con más entusiasmo y eficacia para poner fin a este crimen. Ojalá pusiéramos el mismo entusiasmo y se invirtieran los mismos recursos, tiempo y medios para llamar la atención y trabajar sobre este tema como los dedicamos al fútbol.

Luis Tejedor **

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