TRtecuerdo mis años de infancia y adolescencia en mi pueblo, Guadalupe, la cuna histórica y espiritual de Extremadura, y un recurso turístico de primer orden. En aquellos años los viajes a la capital en la línea regular de Mirat eran verdaderas odiseas y el acceso a los Ibores por el Norte, transitaba por lo que denominábamos un camino de cabras . El turista que se acercaba a Guadalupe era fundamentalmente de tipo religioso-cultural y la actividad económica en torno a este sector comenzaba a fraguarse de manera fugaz y sin demasiadas expectativas. El 8 de diciembre de 1993 -- gracias a las gestiones de la Junta de Extremadura y comunidad franciscana-- el monasterio y santuario que se ubican en este lugar fueron reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, comenzando una trayectoria turística que ha ido creciendo de manera considerable, aunque carente de grandes inversiones públicas que facilitasen de manera eficaz el progreso del sector y sirviesen de caldo de cultivo al desarrollo económico y social, en torno a esta actividad.

La comarca de Las Villuercas, Ibores y la Jara, en la que se integra este municipio, ofrece además unas posibilidades más amplias, en aspectos gastronómicos y culinarios, en cercanía y hospitalidad de sus gentes, en cultura y tradición, en artesanía y productos tradicionales, y de un modo especial en espacios naturales y turismo de naturaleza. Algo que sin duda ha posibilitado la aprobación del Plan de Dinamización Turística y que supone para los que aquí vivimos, una gran noticia y una oportunidad para comenzar a vertebrar este enclave extremeño. Sin lugar a dudas un nuevo punto de inflexión que habrá de marcar el destino y el futuro de esta tierra.

Espero que este premio, más que merecido, sirva para que de una vez por todas, esta comarca despegue de su posición de desventaja y se muestre al mundo como lo que es, un territorio genuino, único y con diversidad de recursos para todos los gustos. felipe.sanchez.barbaextremadura.es

*Técnico en Desarrollo Rural