Los Goya se presentan como un excelente escaparate que permite ciertas reivindicaciones necesarias. Hay dos que me parecen destacables: la pluralidad lingüística y el papel de la mujer.

Este año, de entre las cinco nominadas a mejor película encontramos una en lengua catalana, otra en lengua vasca, una en inglés y el resto en español.

La segunda reivindicación me parece grave y es que, este año, más que nunca, empujados por los casos derivados del caso Weinstein, deberíamos hacer visible el trabajo llevado a cabo por las mujeres en el ámbito cinematográfico.

Los datos siguen siendo pesimistas: solo el 26,8% de las nominaciones van dirigidas a mujeres.

Hay que seguir luchando por la igualdad de oportunidades y reconocimientos, tanto en el cine como en el resto de ámbitos sociales y profesionales. Si no, será otra oportunidad perdida.