Con la que está cayendo, y aunque parezca mentira, el dato de que la construcción de viviendas de protección oficial (VPO) registró un alto crecimiento entre julio y septiembre pasados, no deja de ser una buena noticia, porque es un indicio de por dónde debería adaptarse el sector de la construcción a los nuevos tiempos de dificultades, tras tantos años de exuberancia irracional en promociones y precios. El contraste es que la promoción de vivienda libre mantiene su caída en picado, con la excepción precisamente de Extremadura, donde el descenso es el menor de España. Y aunque también sea lamentable que la pérdida de empleo en el sector sea la que más abulta, mes a mes, las cifras del Inem, no por ello hay que perder de vista que el ajuste deseable en el sector de la promoción y construcción de viviendas tenía que llegar más tarde que temprano.

Ahora es el turno de los actores públicos implicados en la vivienda --ayuntamientos, autonomías y Ministerio de Vivienda-- para arbitrar entre oferta y demanda en la compraventa de pisos. Los incentivos fiscales que se están dando solamente contemplan a los que ya han comprado. Falta estimular a quienes pueden hacerlo.