TYta decía Kant que los conceptos sin sensaciones son vacíos y las sensaciones sin conceptos son ciegas. Está claro que el presidente del Gobierno es un gran seguidor de Kant. Y por ello insiste en su concepto de optimismo, que sería vacío de no ser por esa sensación que él percibe de manera prístina, y que a la mayoría de los zoquetes empadronados en esta país les pasa inadvertida.

Tiene razón cuando asevera que el pesimismo no crea empleo, y, aunque todavía no se haya demostrado que el optimismo los haga surgir, no por ello vamos a refutar una aseveración científica con una negación incontestable. En este panorama apasionante, el último descubrimiento, ya no sé si científico o dialéctico, es que el parado que está siguiendo un curso de formación no es un parado, sino una persona con trabajo, porque el que se está formando está trabajando para el país.

Es una lástima que el señor Corbacho , todavía ministro de la Cosa, deje la cartera sin haberse enterado de este detalle que le hubiera hecho rectificar su frase de que no había conocido un día feliz. Miles de parados, que se creían que estaban en el paro, porque no tenían contrato de trabajo, han amanecido hoy felices al conocer que están trabajando por España, lo mismo que un soldado en Afganistán, igual que un agregado cultural en una embajada situada en un país con muchos mosquitos, exactamente lo mismo que el presidente del Gobierno, que también trabaja por España.

Uno de los grandes problemas existenciales consiste en la percepción de la realidad. La realidad está ahí, pero la percepción es muy subjetiva. El presidente del Gobierno tiene una, los parados, otra. Puesto que el presidente del Gobierno es optimista, deberíamos cambiar de parados.